With a shrug

of the shoulders

the mountain

came down.

 

Hay un cierto tipo de futilidad asociada con la declaración del artista cuando se hace

un trabajo como el mío. Sugiere un nivel de autoridad intelectual o de delimitación

conceptual sobre mis pinturas que es, en cierto modo, engañoso. En realidad, mi

método de trabajo es procedimentalmente desordenado, históricamente contingente

y deliberadamente desorientador. Considero que mis pinturas proceden de un

diálogo crítico con las convenciones históricas de la pintura abstracta, lo que ha

permanecido para mí una preocupación constante durante más de dos décadas. Y

aunque es tentador, y de algún modo inevitable, concebir mi práctica pictórica como

una crítica a modelos históricos de autoexpresión como el gesto, espero que la obra

siga siendo un poco más desconcertante e inesperada, y quizá menos sujeta a una

posición interpretativa o crítica determinada. Como resultado, me he sentido cada

vez más cómodo con un discurso más fluido y abierto en torno a la obra.

En los últimos años, me he sentido algo obsesionado con la extraordinaria serie de

pinturas tardías de JMW Turner, en particular aquellas que podrían considerarse

realmente inacabadas. Estas pinturas dialogan con múltiples preocupaciones de mi

propia práctica, que van desde la teatralidad, la superficie, la difusión y la ofuscación

hasta cierta inquietud vibrante, aunque estilísticamente sean muy diferentes de mi

trabajo. Me interesa especialmente cómo una cierta “escenificación” de los espacios

y la historia se transforma a través de la materialidad de la pintura y la acumulación

del gesto en algo que es tanto contingente como no fijado. Mis pinturas oscilan entre

una especie de autenticidad fingida, comúnmente asociada con el expresionismo

abstracto, y un deseo muy real de crear experiencias significativas, dinámicas y

abiertas para el espectador.

- John Kissick